¿Por qué donar dinero para clases de música, mientras que otras personas sufren de hambre?
Las donaciones de
dinero se consiguen fácilmente cuando hay algún desastre natural, hambruna,
etc. Los medios informan, y la gente reacciona y ayuda.
La desventaja es que
este tipo de ayuda no es ni continua, ni sostenible. Recordémonos del terrible
terremoto en Haití en el 2010, que causó cientos de miles de muertos. Todo el
mundo miraba hacia aquella isla, ejemplo perfecto de un “failed state” (estado
fracasado). Una gran ola de ayuda se derramó sobre Haití, tanto humanitaria
como financiera, esta última por un valor de varios billones de dólares.
Lamentablemente, a largo plazo esa ayuda no cambió nada de la situación
miserable de Haití. Pronto las ONG se trasladaron a otro lugar, por ejemplo a
Chile, donde pocas semanas después grandes regiones fueron devastadas por un
terremoto. Lo mismo pasó con la atención de los medios. Para mientras, la
población sigue sufriendo, vive de la mano a la boca y no logra formar un Estado
funcional.
Por eso pienso que las
ayudas no deberían buscar solamente como aliviar por un momento el sufrimiento
de la gente. Suena duro, pero en muchos casos así simplemente se prolonga su
sufrimiento. La ayuda debería buscar como levantar a la gente para luego
quedarse ellos solos de pie. Eso se puede lograr a través de formación e
inversiones económicas, por ejemplo en medios de producción.
Podemos ir hasta más
allá: Planteando como meta formar a personas,
hacer personalidades fuertes que formen una sociedad más consciente. Eso
se alcanza lo más eficazmente a través de una educación y formación ambicionada
ya en una edad joven. Por eso la educación en la área cultural.
Se trata de que los
niños comprendan que si pueden. Que tengan la experiencia de que realmente
pueden lograr algo. Que aprendan que pueden crecer desde el interior y, si lo
desean, no hay límites para su desarrollo. Que se puede hacer mucho más en esta
vida que trabajar y consumir, lo cual realmente es más bien sobrevivir que
vivir. Así nacen personalidades con auto-estima que ponen su vida en sus
propias manos. Personalidades, que realmente se necesitan en los estados
subdesarrollados, que se han quedado con un complejo de inferioridad.
Un poco más concreto: Aquí,
los niños aprenden a desarrollar su capacidad, su trato social, creer en si
mismos, ser creativos, crear cosas nuevas. En suma, ganan auto-estima. Eso no
son frases cualquieras, uno lo puede vivir cualquier día aquí en el centro
cultural Casa de los Tres Mundos. También tienen muchos efectos secundarios
positivos: Por ejemplo la integración social o que las clases de música ayudan
masivamente al desarrollo cerebral.
Normalmente debería ser
responsabilidad de las escuelas de encargarse de esos trabajos nominados. Pero
aparte de que la calidad de las escuelas en países como Nicaragua es, por
decirlo suavemente, deficiente; en todo el mundo actual existe la tendencia de
no formar personas creativas o sociales o conscientes, sino de formar trabajadores
obedientes y productivos. No se le puede echar de culpa a las sociedades pobres
que sigan esta corriente, ya que la situación económica de muchas familias es
muy grave.
Por eso nuestro papel
es importante y debemos enfatizar el trabajo cultural, con la certeza de que la
educación, la formación y la cultura hacen una gran diferencia y nos llevan a
una sociedad mejor. La alternativa sería entregar nuestro mundo al
materialismo, al egoísmo, a la incultura y a la explotación.
Es bueno donar para aliviar hambrunas y
catástrofes, pero no hay que olvidar que este tipo de ayuda sigue el avance de
los medios, que se concentran un rato en un país y después pasan a otro. En vez
de donar aquí y allá su dinerito en un ataque de compasión y mala conciencia, hace
falta apoyar proyectos sostenibles y continuos, para lograr cambios verdaderos.
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen